El compuesto principal del tadalafilo dilata las venas para estimular la circulación de la sangre. Esto relaja los músculos de la vejiga para facilitar la micción (en casos de retención urinaria) y permite tener una erección lo suficientemente firme y duradera como para tener relaciones sexuales.
Es por ello que el tadalafilo, más que un tratamiento contra la impotencia, es un medicamento vasodilatador que, por sí solo y sin el estímulo o deseo sexual, no sería capaz de provocar una erección.
Esto se traduce en un efecto positivo para el paciente, ya que sentirá menos dolor, tendrá una mayor capacidad para moverse con facilidad y dependerá cada vez menos del consumo de analgésicos para reducir el dolor articular.