La insulina es la hormona encargada de controlar los niveles de azúcar en sangre y también de ordenar la acumulación de energía extra en el hígado. Normalmente, el páncreas segrega insulina cada vez que comes. Sin embargo, hay ciertos factores, como la diabetes tipo 1 y 2, que impiden la producción o la acción de la insulina.
Sin insulina, las células del cuerpo, incluyendo las neuronas, no pueden absorber la glucosa obtenida por la ingesta de harinas, cereales, legumbres, frutas y otros alimentos, como los tubérculos. En otras palabras, son incapaces de conseguir la energía que necesitan para funcionar adecuadamente.
Los picos de azúcar también provocan otras complicaciones, como el daño a los nervios, la liberación de las grasas en forma de cuerpos cetónicos, daño renal o hepático, problemas de cicatrización, incremento del riesgo de enfermedad cardiovascular, entre otros.