Las raíces de esta medicina alternativa emergen de las enseñanzas, escritos y hallazgos de quien inventó la homeopatía: el doctor Samuel Hahnemann.
Las prácticas médicas que se llevaban a cabo a finales del siglo XVIII y en las que en ocasiones se utilizaban sustancias químicas tóxicas, llevaron a Hahnemann a comenzar sus propios experimentos homeopáticos tras graduarse en la escuela de medicina en el año 1779.
El doctor alemán fue un gran conocedor de la química, llegando a trabajar de ello a la vez que traducía textos médicos. No obstante, el verdadero descubrimiento de Samuel Hahnemann se llevó a cabo cuando probó en su propio cuerpo la corteza de un árbol procedente de Sudamérica y que se utilizaba para curar enfermedades que ocasionaban síntomas parecidos a la malaria.
Tras realizar la prueba experimentó un cuadro de fiebre llegando a la conclusión de que la misma sustancia que puede provocar un determinado síntoma, también puede curarlo.
Esto se traduce en un efecto positivo para el paciente, ya que sentirá menos dolor, tendrá una mayor capacidad para moverse con facilidad y dependerá cada vez menos del consumo de analgésicos para reducir el dolor articular.