ANTIMICÓTICOS

Qué es, función, contraindicaciones y efectos secundarios

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Todo sobre los Antimicóticos


Los antimicóticos son medicamentos empleados para tratar infecciones causadas por hongos, ya sea en la piel, las uñas, o dentro del organismo. Estos agentes antifúngicos actúan inhibiendo el crecimiento de los hongos o eliminándolos, ayudando a aliviar síntomas y a restaurar la salud en las zonas afectadas. Los antimicóticos son eficaces contra una variedad de infecciones, pero su uso prolongado o sin supervisión puede llevar a efectos secundarios.


Descubre los antimicóticos: beneficios, mitos y precauciones. Un medicamento esencial para combatir infecciones fúngicas merece una mirada más profunda.


¿Qué son los Antimicóticos?

Son medicamentos destinados a combatir las infecciones causadas por hongos, tanto superficiales (como pie de atleta o candidiasis) como sistémicas, que afectan órganos internos. Actúan mediante distintos mecanismos según el tipo de hongo y el área de infección, desde la inhibición de la síntesis de la pared celular hasta la destrucción de la membrana celular del hongo. Existen varias formas de antimicóticos, como cremas, tabletas y soluciones intravenosas, y deben usarse según la recomendación de un profesional, especialmente en casos de infecciones más profundas o recurrentes.

Reacciones adversas y efectos secundarios

Los antimicóticos suelen ser seguros bajo supervisión médica, pero pueden presentar algunos efectos secundarios, especialmente en tratamientos prolongados o a dosis elevadas. Algunos efectos secundarios comunes incluyen:

  •  Irritación en la piel o enrojecimiento (en uso tópico)

  • Náuseas y malestar estomacal (en uso oral)

  • Dolores de cabeza

  • Cambios en el sabor

En casos poco comunes, el uso prolongado de ciertos antimicóticos orales puede afectar el hígado o los riñones. Por ello, se recomienda realizar controles médicos periódicos durante el tratamiento, y suspender el uso si se presentan efectos graves o inesperados.

¿Para qué sirven los antimicóticos?

Son recetados para combatir infecciones fúngicas en el cuerpo. Estos medicamentos ayudan a eliminar o controlar la infección al detener el crecimiento de los hongos o erradicarlos, siendo útiles para infecciones superficiales y sistémicas.

¿Cómo y cuándo tomar antimicóticos?

La forma de uso y la dosis varían según el tipo de infección y el medicamento específico. Para infecciones superficiales como las que afectan la piel, es común el uso de cremas o polvos tópicos. En infecciones sistémicas, los antimicóticos orales o intravenosos son necesarios, y siempre deben tomarse siguiendo las indicaciones del médico. Es esencial completar el tratamiento para evitar recaídas, incluso si los síntomas mejoran antes de terminar el medicamento.

¿Cuáles son sus contraindicaciones?

Los antimicóticos pueden estar contraindicados en ciertas situaciones, incluyendo:


• Alergia a algún componente del medicamento

• Enfermedades hepáticas o renales

• Uso de ciertos medicamentos que puedan interactuar con los antimicóticos

• Embarazo y lactancia (en algunos casos)


Es fundamental consultar a un profesional de la salud antes de iniciar un tratamiento con antimicóticos, en especial si se presentan condiciones médicas preexistentes o se están tomando otros medicamentos, ya que puede haber interacciones y efectos adversos graves.


Presentaciones y dosis

Los antimicóticos vienen en distintas presentaciones, tales como cremas, tabletas, supositorios y soluciones intravenosas, y su forma y dosis dependen del tipo y la localización de la infección.


Dosis común en adultos:

  • Para infecciones tópicas: Aplicación de cremas o polvos una o dos veces al día en la zona afectada, según las indicaciones médicas.

  • Para infecciones sistémicas: Antimicóticos orales o intravenosos, con dosis y duración determinadas por el profesional de la salud, según la infección y la respuesta del paciente.

Es importante seguir estrictamente las instrucciones del médico y evitar modificar la dosis o interrumpir el tratamiento sin supervisión, ya que las infecciones pueden reaparecer o empeorar. Los antimicóticos deben usarse bajo indicación médica para garantizar un tratamiento seguro y eficaz.