El paracetamol es un compuesto que reduce la síntesis de algunas sustancias que suelen provocar dolor o procesos febriles.

Como analgésico, interrumpe la biosíntesis de las prostaglandinas que están presentes en el sistema nervioso central, mientras inhibe la producción de la ciclooxigenasa. Como antipirético, actúa directamente sobre el centro del hipotálamo, que es el encargado de regular la temperatura corporal.

A diferencia de algunos AINES -como el ibuprofeno- el paracetamol no tiene un efecto inmediato. El alivio debería comenzar a notarse después de los 45-60 minutos de la primera toma.

Las personas hipersensibles al paracetamol o al clorhidrato de propacetamol no deberían consumir este medicamento. También está contraindicado en pacientes alcohólicos crónicos y en personas diagnosticadas con asma que hayan demostrado tener una especial sensibilidad al ácido acetilsalicílico.

Los pacientes con hepatitis viral, rectitis, malnutrición, insuficiencia hepática crónica, anemia, insuficiencia hepatocelular grave o rectorragias también deberían evitar este medicamento.

Aunque el paracetamol es bien tolerado por el organismo, se recomienda no consumirlo con antiinflamatorios no esteroideos (AINES) porque su fórmula puede potenciar los efectos tóxicos de uno o ambos compuestos.

El paracetamol es seguro durante el embarazo y la lactancia. Sin embargo, se aconseja tomarlo solo en caso de urgencia, ya que los estudios han demostrado que puede atravesar la placenta o excretarse en la leche.

⚠️ Si sufres de insuficiencia renal o tomas anticoagulantes orales, deberías consultar con el médico antes de tomar este medicamento.